En nuestro afán por recuperar costumbres y tradiciones de otras épocas, este año hemos querido sacar a la luz un instrumento que se tocaba en la Semana Santa: la matraca.
Existen diferentes tipos. La de Talavera consiste en una gruesa tabla rectangular de madera con dos asideros y unas aldabas que golpean sobre remaches metálicos.
Recordemos que aquellos años en los que por la Semana Santa no se oía el tañído de las campanas, ni la música en las emisoras de radio, de ahí que fuera frecuente en las iglesias el toque de matracas, y en nuestro pueblo la costumbre era sacarlas a la calle.
Los monaguillos salían por las mañanas del Jueves y Viernes Santo tocando la matraca y pregonando las celebraciones del día. El Viernes incluso lo hacían por la mañana y por la tarde. Y el sonsonete, repetitivo y con musicalidad decía algo así: "a las seis el sermón y a las siete procesión".
"Era una Semana Santa de los años 60 y son las doce de un día ya caluroso del mes de abril, los grillos que tengo en mis jaulas están cantando, de pronto, por la calle se oye un golpeteo seco y murmullo de niños. Salgo a la calle y veo a dos monaguillos con la matraca en sus manos, detrás un tropel de chiquillos, la mueven con ímpetu y seriedad. Yo me quedo absorto viéndola pasar, su insistente sonido retumba en mis oídos y se va diluyendo con la lejanía".
No sé...; guardo de aquellos secos golpes, como el recuerdo de soldados, de latigazos sobre la espalda de un Cristo inocente.
La matraca hace muchos años que ha callado. Yo necesito oirla: ¡que suene la matraca! ¡que la matraca vuelva a sonar!.
Grupo de Coros y Danzas "Luis Chamizo"
Sección de Investigación de la Historia y el Folklore.
(Autores: C. Cansado, A. Corzo y A. Gómez.)
Estudio publicado en la Revista de Semana Santa de Talavera la Real 2.000
Existen diferentes tipos. La de Talavera consiste en una gruesa tabla rectangular de madera con dos asideros y unas aldabas que golpean sobre remaches metálicos.
Recordemos que aquellos años en los que por la Semana Santa no se oía el tañído de las campanas, ni la música en las emisoras de radio, de ahí que fuera frecuente en las iglesias el toque de matracas, y en nuestro pueblo la costumbre era sacarlas a la calle.
Los monaguillos salían por las mañanas del Jueves y Viernes Santo tocando la matraca y pregonando las celebraciones del día. El Viernes incluso lo hacían por la mañana y por la tarde. Y el sonsonete, repetitivo y con musicalidad decía algo así: "a las seis el sermón y a las siete procesión".
"Era una Semana Santa de los años 60 y son las doce de un día ya caluroso del mes de abril, los grillos que tengo en mis jaulas están cantando, de pronto, por la calle se oye un golpeteo seco y murmullo de niños. Salgo a la calle y veo a dos monaguillos con la matraca en sus manos, detrás un tropel de chiquillos, la mueven con ímpetu y seriedad. Yo me quedo absorto viéndola pasar, su insistente sonido retumba en mis oídos y se va diluyendo con la lejanía".
No sé...; guardo de aquellos secos golpes, como el recuerdo de soldados, de latigazos sobre la espalda de un Cristo inocente.
La matraca hace muchos años que ha callado. Yo necesito oirla: ¡que suene la matraca! ¡que la matraca vuelva a sonar!.
Grupo de Coros y Danzas "Luis Chamizo"
Sección de Investigación de la Historia y el Folklore.
(Autores: C. Cansado, A. Corzo y A. Gómez.)
Estudio publicado en la Revista de Semana Santa de Talavera la Real 2.000
1 comentario:
Mi nombre Miguel Ricarte Afonso, de Canarias. Estoy haciendo desde 1996 un trabajo sobre matracas y carracas que se denominará Campnas de Viernes Santo. He visto en su blog un comentario e incluso una fotografía de una matraca de mano. ¿Puede Vd. ayudarme? Mi blog es: canariodelcampo.blogspot.com
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