lunes, abril 30, 2007

ESTATUAS DE LAS VILLAS ROMANAS DE TALAVERA LA REAL

LOS ASENTAMIENTOS RURALES ROMANOS
Por la cantidad de objetos encontrados (restos de muros, cerámica, teselas, etc.) se puede hoy precisar que en el territorio romano existía un tipo de vivienda rural. Esta vivienda, diseminada por toda la geografía, tenía, posiblemente, una doble finalidad.
  • Su primera significación era la de una casa de campo dedicada a la explotación agrícola-ganadera, e incluso algunas destinadas a pequeñas actividades industriales. Cerca de Talavera pasaba el camino o calzada de Lisboa a Mérida “Iter ab Olisipone Emeritam”; en dicha ruta, según Antonio Pío, existían grandes ciudades o mansio como Augusta Emérita y otras poblaciones más pequeñas como Dipone o Evandriana. Es de suponer que los productos obtenidos de estas granjas, aparte del consumo propio, sirviesen para atender la demanda de los mercados en estas urbes.
  • La segunda significación de estos asentamientos rurales atendería al hecho de villa residencial o villae, utilizada por acomodadas familias romanas para el descanso y el recreo. Es en los restos arqueológicos encontrados (aún faltan muchas villas por excavar) donde podríamos establecer esta diferenciación. En estas villas aparecen bellos mosaicos adornando sus pavimentos y labradas estatuas de mármol con las que decoraban sus patios y jardines.
Y es precisamente en estas estatuas donde queremos asentar el presente artículo, justificado si cabe por la buena factura y majestuosidad de las mismas. Según autores de prestigio, estas villae de Talavera pueden datarse en el siglo I d.C., que, abandonadas a veces, pudieron ser reutilizadas en siglos posteriores.


LA VILLA ROMANA DEL CARRASCAL
Fue descubierta por el propietario de una finca al plantar una viña allá por el año 1965. Asistió a su excavación el ilustre profesor D. Antonio García y Bellido, apareciendo los muros de una edificación, tegulae, trozos de enchapado de mármol blanco y de jaspe, tiestos cerámicos y, lo más interesante, tres estatuas. Una surgió durante la excavación y las otras dos ya habían salido a la luz anteriormente. Las tres las describiremos a continuación:
  • Cabeza de Eros, probablemente funerario, de mármol blanco exquisitamente trabajado. Su tamaño en altura es de 14,5 cms. La posición del rostro levemente girado a la derecha. En la mitología griega, Eros, dios del amor, hijo de Afrodita, se nos ha presentado con cara redonda y carnosa y boca pequeña, pelo ensortijado y sudoroso, como el que acaba de librar una contienda. Ésta es una copia romana, al igual que muchas que tomaron base en las manos del original escultor griego, y dicen que no tuvo maestro, que fue Lisipo.
  • Cabeza de pan, también de mármol blanco, lleva trepanadas las pupilas de los ojos con un orificio central. El dios griego Pan es otra deidad secundaria de tipo pastoril, hijo de Hermes y de la ninfa Dríope; es representado bajo diferentes estilos, el más peculiar con abundante cabellera y barba, sus miembros inferiores con patas de caprino. Su homólogo romano es el dios Silvano, es de naturaleza más moderna y civilizada. La cabeza de Pan que nos ocupa es de reducido tamaño, sólo 9 cms. de alto por lo que es previsible formase parte de un conjunto mayor.
  • Figura femenina acéfala, de 1,30 metros de altura, en mármol blanco. Representa una figura de mujer que viste túnica ceñida con cinta y manto. Le falta la cabeza que era postiza, la cual se introducía en la cavidad existente entre ambos hombros.
La cronología de la estatuaria de “El Carrascal” se puede situar sobre la segunda centuria d.C. Hasta el momento desconocemos cual es el paradero de estas estatuas.
Fuente: García y Bellido.

VILLA ROMANA DE LOS MÁRTIRES

Esta villa romana se situaba a espaldas del Cementerio, en las laderas norte, estratégicamente ubicadas para evitar las crecidas del río y así poder contemplar el discurrir del caudaloso Anas.Según nuestro conocer, han aparecido dos estatuas de muy buena factura, de las que hacemos la siguiente descripción:

  • Estatua de Ganímedes (foto 1), encontrada por un pastor de nuestra localidad. Esta escultura hispano-romana de mármol del siglo I representa al mito de Ganímedes. En la mitología griega, Ganímedes, joven pastor asiático, es raptado por Zeus (Júpiter romano) con forma de águila. Este joven es representado como un efebo, vestido con una túnica cogida al hombro derecho y ataviado con su gorrito frigio. Lo vemos en esta escultura con su espalda tosca, sin labrar, señal evidente de que estaba adosado a un muro. Era frecuente entre los romanos situarlos a la entrada de las puertas y, en numerosas ocasiones, se colocaban dos estatuas con el mismo motivo. Desgraciadamente nuestra estatua entró en el mercado de antigüedades. Con record nacional en el mercado de subastas de arte, alcanzó la cifra de 2 millones de pesetas en Durán Subastas, Madrid (Ver Anuario El País, 1.985, págs. 240-241). Desconocemos el nombre del comprador y su destino.


  • Estatua de Silvano (foto 2), afortunadamente recuperada e instalada en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Expuesta permanentemente en la Sala de Roma de dicho museo; ingresó en el mes de febrero de 1.983 con el número de inventario 10.804. El Silvano (deidad muy venerada en las villae) se nos presenta vestido con túnica corta y desde su hombro izquierdo le cae la piel de un animal sobre la que sujeta numerosos frutos y flores. Estatua de menor tamaño que el natural, incompleta, fracturada bajo ambas rodillas y con numerosos golpes. La iconografía normal de Silvano representa, como ya hemos expuesto, a un tipo maduro, generalmente barbado. Lo más destacable de esta estatua – según nos comenta Dª Trinidad Nogales en el estudio que hizo – no es sólo el que sea una nueva representación de la divinidad en Hispania, sino el hecho de que la cabeza de la estatua responda a un retrato. La escultura original debía poseer una cabeza varonil al estilo barbado. Esta zona de la pieza en su momento se retalló, las huellas son bien visibles en la zona de la coronilla donde se aprecian restos de cabello abundante y ensortijado. Con lo cual, la cabeza ha quedado en desproporción con el tamaño del cuerpo.
Fuentes: anuario de El País y Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.
Agradecemos la desinteresada colaboración de Dª Trinidad Nogales, conservadora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida y de Dª Coronada Domínguez, ayudante en la dirección del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.
Revista de Feria de Talavera la Real. 1.997. Grupo de Coros y Danzas “Luis Chamizo”. Sección de Investigación de la Historia y Folklore. (C. Cansado, A. Corzo, A. Gómez)

martes, abril 24, 2007

TALAVERANOS EN EL DESCUBRIMIENTO, CONQUISTA Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA (II) por Esteban Mira Caballos, doctor en Historia de América

3.-LA EMIGRACIÓN POR OFICIOS
En relación a los oficios que desempeñaban en el momento de su partida sólo se especifica en 16 casos de los 104, pues la mayoría iba simplemente como “poblador”, o como miembro de la hueste de un conquistador. Y todo ello muy a pesar de la Casa de la Contratación solía facilitar las cosas a aquellas personas que manifestaban un oficio conocido. En cualquier caso, con oficio o sin él, eran muy pocos los que se aventuraban a marchar al Nuevo Mundo sin tener allá algún contacto o alguna promesa de trabajo concreta.



En este cuadro podemos observar que la mayor parte de las personas de las que conocemos su profesión eran criados, concretamente el 56,25 por ciento. No debemos olvidar que la mayor parte de los emigrantes procedían de los estratos más bajos de la sociedad y por tanto desempeñaban los oficios más serviles. No obstante, debemos advertir que el término criado era muy extenso y abarcaba desde las funciones de secretario hasta las de mayordomo o simple sirviente doméstico.
A continuación, le seguían en importancia los religiosos -frailes y clérigos- de los que tenemos registrados a tres, y finalmente, encontramos dos comerciantes, un solo labrador y un sastre. Los comerciantes eran, en primer lugar, Baltasar Álvarez de Vargas que residía en Lima y que regresó al menos en dos ocasiones a España, donde permaneció varios años. En 1580 pidió llevarse consigo de vuelta al Perú a sus dos hijos legítimos por tener allí “muchas haciendas y cobranzas”. Aunque no tenemos la certeza absoluta, pues, no hemos encontrado referencias al hecho de que llevase capitales consigo para la compra de género en la metrópolis, tenemos la sospecha de que se trate de un perulero . Y de confirmarse el dato sería de sumo interés, pues, el indiano extremeño no destacó precisamente por sus actividades mercantiles, y apenas tenemos localizados unos cuantos peruleros de origen extremeño.
Y en segundo lugar, encontramos dedicados a actividades mercantiles al conocido Juan del Campo que, a juzgar por los caudales que dejó en su testamento, debió amasar una considerable fortuna. Según sus propias declaraciones, se dedicaba al comercio de sustancias colorantes -cochinilla y añil–, de plantas medicinales –que en la época se llamaban drogas- y de cuero . Con total seguridad fue el talaverano que más fortuna y posición social consiguió en los territorios indianos en la Edad Moderna. La cara del éxito, pues, consiguió hacer realidad sus sueños de ascensión social.

4.-LA EMIGRACIÓN SEGÚN LOS DESTINOS
A continuación analizaremos, a partir del cuadro III, la emigración talaverana en base a su punto de destino en el continente americano:


Según podemos observar, la emigración se dirigió principalmente a las dos áreas neurálgicas de la América Colonial, es decir, Perú y Nueva España. Estas dos demarcaciones territoriales aparecen como lugar de arribada de un 64,52 por ciento de la emigración total, es decir, casi dos terceras partes del total. Dentro del Perú la mayor parte de los talaveranos se concentraban en la Ciudad de los Reyes –Lima-, donde se estableció la familia Arévalo Moscoso y supuso la arribada de un buen número de miembros de su parentela que fueron llegando en el tercer tercio del siglo XVI. En la ciudad novohispana de Puebla de los Ángeles había instalada también una nutrida colonia de talaveranos.
Llama la atención como, una vez que un emigrante –casi siempre varón- se establecía en algún punto de América, el efecto llamada era patente y comenzaban una riada de paisanos: primero su mujer e hijos, luego algunos parientes y, finalmente, simples allegados. Este fenómeno es el que se conoce como tirón familiar que está sobradamente verificado en el conjunto de la emigración española a América. No debemos perder de vista que en los territorios indianos la naturaleza se valoraba como un elemento vinculante, y era frecuente que paisanos que vivían relativamente cerca mantuviesen una amistad y un contacto más o menos permanente. Baltasar Álvarez de Vargas, afincado exitosamente en Lima, regresó a España y en 1580, antes de volver al Perú, solicitó llevarse consigo a sus dos hijos legítimos “porque tiene en ellas muchas haciendas y cobranzas”. Asimismo, en Puebla de los Ángeles, estaba afincada Ana Macías que en una carta a su prima María Deza, fechada en 1575 le pidió que le mandase a una de sus hijas y a su yerno, diciendo que no tenía “a quien pueda dejar en esta tierra lo que tengo” . Pero incluso si, una vez allí, se quisiese volver prometía darle “con que se pueda mantener en esa tierra”. Eran, pues, los mismos talaveranos que habían tenido éxito en sus propósitos de ascensión social los que animaban a otros paisanos a emprender el camino de las Américas.
También tenemos registrado en Talavera el caso de familias completas que marcharon a las Indias. Así ocurrió, por ejemplo, en 1603 cuando pasaron a Tierra Firme Miguel Sánchez Doblado, su esposa, sus cuatro hijos y hasta una criada de veinte años también natural de la localidad. Y nuevamente, cuatro años después marcharon a Perú Miguel Sánchez Durán con su mujer, sus tres hijos y un criado, llamado Francisco de Carvajal.