jueves, noviembre 09, 2006

Doña Isabel María de Ardila Guerrero

Cristobal Cansado, Antonio Corzo y Antonio Gómez realizan una introducción a la figura histórica de una talaverana virreina en Manila.


Tuvimos los primeros conocimientos sobre la figura de doña Isabel de Ardila a través de los pregones de feria de los años 60. Pregones en los que don Santiago Polo – cura que fue durante muchos años de nuestra parroquia – nos mencionaba con frecuencia a esta hija predilecta, pero totalmente desconocida, que llegó a ser Virreina en las Filipinas. Procedían los abuelos de doña Isabel, don Pedro Sánchez Ardila (†1.657) y doña Isabel Martín Morera (†1.649) de la cercana ciudad de Badajoz. Uno de sus hijos don Pedro de Ardila Guerrero fija su residencia en Talavera, posiblemente por la ubicación en esta población de un destacamento militar – periodo en el que se libraron las guerras con Portugal.
Fue don Pedro de Ardila Teniente General de Caballería, Comisario General, Alcalde ordinario por el Estado Noble, Regidor Perpetuo de la villa de Talavera y Mayordomo de la fábrica de su Iglesia. Casó el 7 de agosto de 1.640 con doña María de San Nicolás y tuvieron cuatro hijos: Pedro (nacido en 1.647), Juan (nacido en 1.648 y que murió a los cuatro años), Gaspar (nacido en 1.650) e Isabel (nacida en 1.651).
Por la importancia del documento y por la nota que puede leerse al margen reproducimos textualmente la partida de bautismo de doñaIsabel de Ardila:
“En la Parroquia de Santa María de Gracia de esta villa de Talavera la Real, Obispado de Badajoz, A treinta y un días del mes de Diciembre de mil seiscientos cincuenta y uno, yo Cristóbal de Villalobos, Teniente de cura, bauticé y puse los Santos Óleos a Isabel, hija legítima de Pedro de Ardila Guerrero y de María de San Nicolás, vecinos de la dicha villa; la cual nació a catorce días del mismo mes. Fue su padrino Antonio Mejías Lozano vecino de la ciudad de Badajoz, admitiósele el parentesco y fueron testigos Bartolomé Díaz Oliva presbítero y Baltasar Pérez”. Cristóbal de Villalobos.
Contrae matrimonio el 3 de Octubre de 1.672 en la Parroquia de la Sagrada Catedral de Badajoz con don Juan de Vargas Hurtado, Caballero del Hábito de Santiago y Maestre de Campo en la ciudad de Badajoz. Son sus padres don Juan de Vargas Hurtado y doña María Hurtado, naturales de la ciudad de Toledo. De dicho matrimonio nace D. Pedro de Vargas Hurtado, Caballero del Hábito de Santiago y Alcalde de la Santa Hermandad por el Estado Noble de la ciudad de Badajoz en 1.697. Es destinado D. Juan de Vargas a las islas Filipinas. Por Cédulas Reales dadas en Madrid el 18 de Junio de 1.677 es nombrado por el rey Carlos II Gobernador y Capitán General de las Filipinas y Presidente de la Audiencia de las citadas islas con residencia en Manila.
No se menciona en dichas Cédulas que a don Juan de Vargas se le conceda el título de Virrey. Manila, capital de la isla de Cebú, así como otras islas que constituían el archipiélago de las Filipinas dependían administrativamente, desde Felipe II, del Virreinato de Nueva España (México).
Embarcan en el verano de 1.677 en la ciudad de Cádiz en la flota de Nueva España don Juan de Vargas con su mujer Isabel, cuatro criados y dos criadas: don Francisco Guerrero, Juan Gallardo, don Jacinto Lobato, don Sebastián de Arias, doña Ana Enríquez y doña María Enríquez “los cuales tienen sus informes por donde consta ser solteros y no de los prohibidos a pasar a las Indias”. Ya en Nueva España toman el galeón de Manila que los llevará a su destino en Filipinas.
Entre 1.677 y 1.683, años de su mandato en Filipinas, don Juan de Vargas desarrolló proyectos arquitectónicos tales como la fortificación de Zamboanga (Isla de Mindanao), obras en el puerto de Cavite y en la catedral de Cebú.
En el museo de la catedral de Badajoz tenemos dos impresionantes estatuas de marfil sobre peanas del mismo material, donación de los Vargas-Ardila al Cabildo catedralicio que las recibe el 17 de marzo de 1.682. Estudiadas y descritas con profusión por don Carmelo Solís y don Francisco Tejada, son el más fiel exponente del legado filipino y el trazo artístico dejadas en ellas por los “sangleyes”, chinos emigrantes en las Filipinas.
Ya en cama, hace doña Isabel Ardila su testamento definitivo en Badajoz, ante el notario don Tomás Solís Ardila el 17 de marzo de 1.701, y, entre otras disposiciones, manda hacer una corona de plata sobredorada para la Virgen de Gracia del Convento de San Agustín de Badajoz. Pide la protección de su hijo para Gertrudis, una menor criada por ella y que habita en el convento de Nuestra Señora de los Remedios de Badajoz, hasta que tenga la edad para profesar. Declara a su hijo don Pedro de Vargas Hurtado heredero universal de sus bienes y pide ser enterrada en la capilla de San Pedro, de su propiedad, en el citado convento de San Agustín. Hecho que ocurrió en 1.702.
Parte del convento de San Agustín pasó a manos del Estado con la Desamortización de Mendizábal, ocupando su lugar el moderno colegio de San Pedro de Alcántara y en la parte que queda está la iglesia de Santa María la Real (San Agustín). Por lo cual va a ser casi imposible encontrar vestigios de la sepultura de doña Isabel de Ardila, una mujer que junto a su esposo recorrió medio mundo. A nosotros no nos corresponde quitarle el bien merecido título de “Virreina” como así reflejan muchos documentos y autores de mayor nivel académico.

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