LOS “ALUMBRADOS “ DE TALAVERUELA (TALAVERA DE BADAJOZ)
“En este tiempo mi prelado me envió a predicar a Talaveruela, que está a tres leguas de Badajoz, en donde hallé una manada de “alumbradas” y un grande “alumbrado” que se llama Alonso Tojal...” Fray Alonso de la Fuente.
ALUMBRADOS ¿QUIÉNES ERAN?
El siglo VXI con una iglesia corrupta y entregada a ostentosos rituales, se convierte en hervidero de movimientos espirituales, cuyo último fin es el cambio de una religiosidad externa y jerarquizada a un cristianismo interior (alumbradismo).
El término alumbrado, aparece para denominar a la persona piadosa y amante de una espiritualidad intimista, un cristianismo interior. De esta primera fase, pasa luego a tener un sentido de desprecio, después de herejía y finalmente lujurioso.
Místicos y herejes se hallan envueltos en la misma dinámica. Al decir de Alvaro Huerga (Historia de los alumbrados de Extremadura): “Hay un alumbradismo de buena ley, emprendedor, purificador, que no se salió de los moldes de la ortodoxia, aunque se sospechó y fue necesario que los jueces lo absolviesen de la instancia: Ignacio de Loyola, Juan de Ávila, Teresa de Jesús. Hay otro alumbradismo que rompe los moldes y da de bruces en la heterodoxia, pero aún así es el típico exponente del alma hispana, alma mística, alma abierta al paisaje límite de sí misma, alma que se alimenta de hambre y sed de Dios; son los alumbrados puros. Hay, por fin, un tercer tipo, el degenerado, el que va a hacer famoso ese nombre en todos los libros de espiritualidad”
El 25 de septiembre de 1.525 la Inquisición toledana promulgaba un edicto de fe y gracia contra los alumbrados o dexados –“personas se decían, conferían y publicaban algunas palabras que parecían desviarse de nuestra fe católica y de la común observancia de los fieles cristianos y de Nuestra Santa Madre Iglesia”- de dicho reino.(Edicto contra los alumbrados, dexados y perfectos del Reino de Toledo).
Es a partir de este documento, donde por primera vez aparece jurídicamente el sustantivo alumbrado, como designador de herejía. El nombre movía a confusión en aquella época, tanto que ni los propios reos se reconocían bajo tal denominación. A las preguntas de los inquisidores, confiesan aturdidos que no saben lo que significa; ellos se designan así mismo como dexados (dejados) a Dios, no como alumbrados. José Mª García Gutiérrez (La herejía de los alumbrados. Historia y filosofía: de Castilla a Extremadura).
Denigrado sistemáticamente hasta la extenuación por teólogos, cronistas y beatos católicos, y además, materia de escarnio y burla para el pueblo, el alumbradismo se erradica de forma inminente -en los primeros comienzos- mediante la cárcel, la reclusión conventual o el azote público. Francisco Javier Sedeño (Fray Fco. Ortiz: un ejemplo de epistolario “alumbrado”.
LOS ALUMBRADOS EXTREMEÑOS.
Escarmentados los principales dogmatizadores de la primera fase del movimiento, la doctrina iluminista continúa con matices en otros periodos y lugares. Rebrota con fuerza en Extremadura en 1.570 y germina en la alta Andalucía sobre 1.575. A partir de esta segunda manifestación de los dexados de Llerena ya no se perpetúa el misticismo quietista de los primeros castellanos.
Probablemente el iluminismo de Extremadura se debe al paso por el Obispado de Badajoz de los celosos y santos varones Juan de Ávila y fray Luis de Granada, que despertó un inmenso florecimiento en la vida cristiana, favorecido luego por los obispos don Cristóbal de Rojas y el beato Juan de Ribera, y que por falta de riguroso control degeneró en un caso más de iluminismo.
A. Huerga incorpora además la acción pastoral de los teatinos jesuítas, quienes adiestraron a los párrocos de la zona en las técnicas de los ejercicios espirituales. Según él, esta práctica mal dirigida o mal digerida, provocó graves revulsiones seudomísticas.
Cuando en 1.570 asomen los nuevos alumbrados en las dehesas extremeñas, caerán fácilmente en las redes de una Inquisición omnipresente en la vida española, mucho más poderosa que la que tuvo que enfrentarse a los alumbrados castellanos.
En los sucesos de Llerena aparecen ya casos de tocamientos y rijosidad, clérigos y beatas se lanzarán al desenfreno carnal y al libertinaje, aunque también deben ser matizados a la luz de ciertas inclinaciones místicas.
Durante mucho tiempo los historiadores de la Iglesia juzgaron inflexiblemente el alumbradismo por los sucesos de Llerena, sin distinguir las profundas diferencias entre el foco castellano y sus seguidores extremeños. Todos los núcleos históricos de alumbrados quedarán marcados por esta segunda fase del movimiento.
ALONSO DE LA FUENTE, PERSEGUIDOR DE ALUMBRADOS.
El gran perseguidor de los alumbrados fue el padre Alonso de la Fuente, dominico, natural de la Fuente del Maestre, nacido el 15 de agosto de 1.533. Su padre fue, Alonso de la Fuente, caballero de la Orden de Santiago y su madre, Dña. María López de Chaves, apellidos y títulos de padres y abuelos, timbre de honra sanguínea que le obliga a hazañas de “cristiano viejo”.
Los primeros años los pasó en Extremadura. Después sus padres lo enviaron a estudiar al colegio de Santo Tomás de Aquino de Sevilla. En esta ciudad se forjó su vocación espiritual por el sacerdocio. Entabla amistad con un dominico amigo de su pariente de Sevilla, tomando los hábitos de color negro y blanco que el tanto admiraba.
Doctorado en Teología dejó el colegio. El 9 de noviembre de 1.568 pasó a su convento a leer teología, despertándose en él sus dotes de buen predicador.
En 1.570 fue designado predicador del convento de Badajoz. En esta provincia se topará de lleno con el fenómeno alumbradista. El fontanés los descubrió en su pueblo natal, más tarde en otras poblaciones como Zafra, Llerena, Barcarrota, Talavera,...
Fray Alonso es hijo de la época, convencido de que la causa frontal del alumbradismo no era divina, sino diabólica, comete un craso error al meter a todos en el mismo saco. Arremete contra los obispos Cristóbal de Rojas y Juan de Ribera, con la siembra oral de Juan de Avila, con los libros de Fray Luis de Granada y Teresa de Ávila y con enconado furor contra los nuevos ejercicios espirituales de los jesuitas, a los que denomina “teatinos”, llevándolos mediante sus Memoriales ante el Tribunal de la Inquisición.
Ni Vicente Barrantes (Aparato Bibliográfico para la Historia de Extremadura), ni Menéndez y Pelayo (Historia de los Heterodoxos Españoles) tratan bien la figura de fray Alonso. La descripción que hace de este fraile Menéndez y Pelayo, es la que sigue: Fray Alonso de la Fuente era un fraile vulgar, lleno de preocupaciones de convento y de universidad, corto de entendimiento, arrebatado y extremoso, y, sobre todo, enemigo mortal de los Jesuitas, que él llamaba Teatinos. Fray Alonso era un hombre de probada valía, pues llegó a ser prior en los conventos de Palma del Río, Úbeda y Llerena; maestro en Sagrada Telogía y calificador del Santo Oficio de la Inquisición.
Veintidós años estuvo Alonso de la Fuente en batallas contra los alumbrados, alcanzando victorias y derrotas, lo que le hacen ocupar un puesto en la historia de la España mística.
Muere en Llerena sin fecha constatada, A. Huerga la sitúa en el año 1.592 y se atreve a dar la fecha del 29 de octubre del año citado.
EL TRIBUNAL DE LA INQUISICIÓN DE LLERENA
El Tribunal de la Inquisición de Llerena, se asienta en esta localidad en al año 1.485 en torno a la cual tenía su distrito, dependía del máximo órgano de gobierno: el Consejo de la Suprema y General Inquisición. Constaba como todos los tribunales de tres inquisidores, tres secretarios, un alguacil mayor, más los calificadores y receptores. La amplitud de los distritos y la escasez de dotación (diez personas por tribunal) obligaron al santo oficio a buscar apoyos externos, surgiendo las figuras de los familiares y los comisarios.
El principal problema de la Inquisición era que su financiación, pues dependía de sus actividades y no de aportaciones de la Corona, por eso mismo se obligaba a buscar nuevas víctimas: alumbrados, moriscos, judaizantes. Como escribía a la Suprema un inquisidor del Tribunal de Llerena en 1.572, “no faltarán negocios de que Dios Nuestro Señor sea servido y el dicho Oficio se podrá sustentar”. Alberto Montaner Frutos (Los orígenes de la Inquisición).
Entre 1.563 y 1.620 hubo 18 autos de fe, siendo el de 1.579 en el que fueron castigados los principales alumbrados de Extremadura, los llamados “maestros” Hernando Alvárez y Cristóbal Chamizo.
Los documentos de la Inquisición se guardan en el Archivo Histórico Nacional, relativos al Tribunal de Distrito de la Inquisición de Llerena existen 4 legajos y 2 libros comprendidos entre los años 1.589 a 1.834.
En 1.579 salió a visitar el distrito el inquisidor Tomas Leciñana. La primera Relación de la visita se consideró insuficiente, tuvo que rehacerla y enviar una segunda más detallada. El 23 de enero de 1.580 la expide a Madrid. Durante la visita a Badajoz y lugares comarcanos recibió algunas testificaciones que demuestran que aún quedaban huellas de alumbrados. Las de mayor interés para nosotros son los que llevan los números:
“25. TALAVERA. Alonso Tojal, clérigo, vecino de Talavera, fue testificado por 55 testigos de la doctrina de los alumbrados y de mucho y diversos errores en ella e haber solicitado sus hijas de confesión, e dícholes palabras deshonestas estándolas confesando; hase sacado la testificación a su proceso.”
“29. NOGALES. Elvira González, mujer de Francisco Pérez, trabajador, natural de Talavera, vecina de Nogales junto al Almendral, fue testificada por 31 testigos de la doctrina de los alumbrados y de haber enseñado muchos errores della.
Confesó algunas cosas de su voluntad, aunque diferentemente de cómo está testificada.”
“30. María de San Francisco, beata, -que es hermana de Elvira González- está testificada por algunos testigos de la mesma doctrina.”
“31. Isabel Pérez de los Santos, -también hermana de Elvira González- acusada de la mesma doctrina.”
En la Relación de las causas despachadas desde el 29 de mayo de 1.580 hasta el 24 de mayo de 1.581, enviadas por el tribunal de Llerena a Madrid, aparece como una de las de mayor entidad la “herejía” de Juan de Zafra.
“19. Talavera de Badajoz. Joan de Zafra, beneficiado del lugar de Talavera de Badajoz, de edad de 49 años, cristiano viejo, fue denunciado ante el Provisor del mismo obispado y testificado con 10 testigos –nueve clérigos y un lego- sobre el asunto de un sermón pronunciado en el que se observa cierta punta de judaísmo.
EL AUTO PÚBLICO DE FE DE 1.582. LAS SENTENCIAS A LOS ALUMBRADOS DE TALAVERA.
Este nuevo auto de fe de Llerena, se celebró el 1 de julio de 1.582. Fueron juzgados de Talavera la Real el sacerdote Alonso Tojal y Elvira González, y de Campanario un santero llamado Diego Jiménez.
El “gran alumbrado” Alonso Tojal.
Alonso de la Fuente recibe el mandato de ir a predicar a Talaveruela, donde topará de bruces con uno de los más conspicuos alumbrados: Alonso Tojal, quien aglutinaba en su entorno a un grupo de mujeres inflamadas en amor divino. Este episodio es capital en la historia del alumbradismo extremeño porque en él vemos por primera vez un atisbo de lujuria asociado a prácticas contemplativas. El relato de fray Alonso es el que sigue:
“Deseando informarme de las cosas de aquel pueblo, supe algunas maldades y obras deshonestas, y que una alumbrada de la dicha secta (estaba) recién parida y, según la voz del pueblo, de aquel grande alumbrado, aunque el se purgaba de aquel delito y decía que era falso aquel testimonio que le levantaban...”
Estaba “privado por entonces de confesar, porque el Provisor Picado, que hoy gobierno en Badajoz, había hecho informaciones contra muchos alumbrados que heran hechura de Don Juan de Rivera, Patriarca de Valencia, y los había castigado. Y así andaban de capa caída y castigados del Provisor...”
La suerte le favoreció en los primeros golpes inquisitoriales contra la secta, a pesar de que Alonso de la Fuente le apuntó con el dedo. A pesar de que el Provisor Picado lo suspendió de sus funciones de sacerdote, y a pesar de que en su aldea de Talavera la gente murmuraba de él atribuyéndole dudosas paternidades, la suerte le acompañó, pues cuando el Santo Oficio prendió a Elvira González: la peste y los años le libraron de acompañarla a la cárcel, que la tenía merecida tanto o más que ella. El proceso se agravó y el Consejo de Madrid lo remite al Tribunal de Llerena con la apostilla de que se pase a “hacer justicia”
He aquí como el relator oficial del auto de fe “sustancia” su causa y su “penitencia”:
“Alonso Tojal, clérigo, presbítero vecino de Talavera de Badajoz, de edad de cerca de 80 años, fue testificado por 42 testigos.
La sentencia unánime de los inquisidores bastante benigna, le condenó a no administrar los sacramentos in perpetuum y lo suspendió de decir misa por seis meses: no se le impusieron mayores penas atenta su edad y enfermedad, la “abjuración de Levi”. Era el menor de los castigos para un penitenciado, al que se le obligaba a abjurar, es decir, a retractarse de sus acciones u opiniones contrarias a la ortodoxia, jurando evitar su pecado en el futuro. Cuando los delitos eran graves el castigo era “abjuración de vehementi”.
La alumbrada Elvira González
Elvira González, mujer de Francisco Pérez, labrador, natural de Talavera junto a Badajoz, vecina de Nogales, de edad de 44 años. Fue testificada con 29 testigos que era una de las principales alumbradas, decía que Dios la llevaba por el camino de enseñar a otras beatas, que tenía visiones.
El Consejo dicta orden de captura. Fue pues apresada, dando con sus huesos en las cárceles secretas del Santo Oficio, sitas al lado de la sede del tribunal de Llerena.
La sentencia, según lo resume lacónicamente la Relación fue: “Que salga el auto, abjure de Levi”
REFLEXIONES FINALES
-El protagonismo femenino en los movimientos alumbrados: las beatas.
Al Siglo de Oro se le suele recordar como el periodo de los “claustros abiertos”, el siglo de las beatas, mujeres que sin estar en una convento viven su religiosidad en comunidad y bajo unas reglas, en los espacios cerrados de una casa llamado betario. Al respecto, cabe añadir que el nacimiento de nuevas formas de espiritualidad –como el dexaimiento o la difusión de la Devotio moderna- también favoreció la afirmación de una propuesta de vida cristiana que no se cumplía sólo dentro de los lugares religiosos o sagrados, sino que era “democratizada”-. Mª Luisa Giordano (Proyecto político y aspiraciones reformadoras de una beata del siglo XVI en España).
Estas beatas en la Extremadura despoblada son presas fáciles del alumbradismo, enloquecieron con las predicaciones de clérigos desaprensivos, lógico en una sociedad de mujeres insatisfechas y abandonadas por sus maridos en las conquistas americanas y en los frentes europeos.
-El alumbradismo herejía autóctona
El alumbradismo es la única herejía auténticamente española. Mientras otras herejías (luteranismo, calvinismo,...) fueron importadas, está brotó de forma singular y autóctona; esencialmente fue una herejía nativa. Miguel Mir (Historia interna y documentada de la Compañía de Jesús).
Grupo de Coros y Danzas Luis Chamizo
Sección de Investigación de la Historia y Folklore.
Autores: Cristóbal Cansado y Antonio Gómez
“En este tiempo mi prelado me envió a predicar a Talaveruela, que está a tres leguas de Badajoz, en donde hallé una manada de “alumbradas” y un grande “alumbrado” que se llama Alonso Tojal...” Fray Alonso de la Fuente.
ALUMBRADOS ¿QUIÉNES ERAN?
El siglo VXI con una iglesia corrupta y entregada a ostentosos rituales, se convierte en hervidero de movimientos espirituales, cuyo último fin es el cambio de una religiosidad externa y jerarquizada a un cristianismo interior (alumbradismo).
El término alumbrado, aparece para denominar a la persona piadosa y amante de una espiritualidad intimista, un cristianismo interior. De esta primera fase, pasa luego a tener un sentido de desprecio, después de herejía y finalmente lujurioso.
Místicos y herejes se hallan envueltos en la misma dinámica. Al decir de Alvaro Huerga (Historia de los alumbrados de Extremadura): “Hay un alumbradismo de buena ley, emprendedor, purificador, que no se salió de los moldes de la ortodoxia, aunque se sospechó y fue necesario que los jueces lo absolviesen de la instancia: Ignacio de Loyola, Juan de Ávila, Teresa de Jesús. Hay otro alumbradismo que rompe los moldes y da de bruces en la heterodoxia, pero aún así es el típico exponente del alma hispana, alma mística, alma abierta al paisaje límite de sí misma, alma que se alimenta de hambre y sed de Dios; son los alumbrados puros. Hay, por fin, un tercer tipo, el degenerado, el que va a hacer famoso ese nombre en todos los libros de espiritualidad”
El 25 de septiembre de 1.525 la Inquisición toledana promulgaba un edicto de fe y gracia contra los alumbrados o dexados –“personas se decían, conferían y publicaban algunas palabras que parecían desviarse de nuestra fe católica y de la común observancia de los fieles cristianos y de Nuestra Santa Madre Iglesia”- de dicho reino.(Edicto contra los alumbrados, dexados y perfectos del Reino de Toledo).
Es a partir de este documento, donde por primera vez aparece jurídicamente el sustantivo alumbrado, como designador de herejía. El nombre movía a confusión en aquella época, tanto que ni los propios reos se reconocían bajo tal denominación. A las preguntas de los inquisidores, confiesan aturdidos que no saben lo que significa; ellos se designan así mismo como dexados (dejados) a Dios, no como alumbrados. José Mª García Gutiérrez (La herejía de los alumbrados. Historia y filosofía: de Castilla a Extremadura).
Denigrado sistemáticamente hasta la extenuación por teólogos, cronistas y beatos católicos, y además, materia de escarnio y burla para el pueblo, el alumbradismo se erradica de forma inminente -en los primeros comienzos- mediante la cárcel, la reclusión conventual o el azote público. Francisco Javier Sedeño (Fray Fco. Ortiz: un ejemplo de epistolario “alumbrado”.
LOS ALUMBRADOS EXTREMEÑOS.
Escarmentados los principales dogmatizadores de la primera fase del movimiento, la doctrina iluminista continúa con matices en otros periodos y lugares. Rebrota con fuerza en Extremadura en 1.570 y germina en la alta Andalucía sobre 1.575. A partir de esta segunda manifestación de los dexados de Llerena ya no se perpetúa el misticismo quietista de los primeros castellanos.
Probablemente el iluminismo de Extremadura se debe al paso por el Obispado de Badajoz de los celosos y santos varones Juan de Ávila y fray Luis de Granada, que despertó un inmenso florecimiento en la vida cristiana, favorecido luego por los obispos don Cristóbal de Rojas y el beato Juan de Ribera, y que por falta de riguroso control degeneró en un caso más de iluminismo.
A. Huerga incorpora además la acción pastoral de los teatinos jesuítas, quienes adiestraron a los párrocos de la zona en las técnicas de los ejercicios espirituales. Según él, esta práctica mal dirigida o mal digerida, provocó graves revulsiones seudomísticas.
Cuando en 1.570 asomen los nuevos alumbrados en las dehesas extremeñas, caerán fácilmente en las redes de una Inquisición omnipresente en la vida española, mucho más poderosa que la que tuvo que enfrentarse a los alumbrados castellanos.
En los sucesos de Llerena aparecen ya casos de tocamientos y rijosidad, clérigos y beatas se lanzarán al desenfreno carnal y al libertinaje, aunque también deben ser matizados a la luz de ciertas inclinaciones místicas.
Durante mucho tiempo los historiadores de la Iglesia juzgaron inflexiblemente el alumbradismo por los sucesos de Llerena, sin distinguir las profundas diferencias entre el foco castellano y sus seguidores extremeños. Todos los núcleos históricos de alumbrados quedarán marcados por esta segunda fase del movimiento.
ALONSO DE LA FUENTE, PERSEGUIDOR DE ALUMBRADOS.
El gran perseguidor de los alumbrados fue el padre Alonso de la Fuente, dominico, natural de la Fuente del Maestre, nacido el 15 de agosto de 1.533. Su padre fue, Alonso de la Fuente, caballero de la Orden de Santiago y su madre, Dña. María López de Chaves, apellidos y títulos de padres y abuelos, timbre de honra sanguínea que le obliga a hazañas de “cristiano viejo”.
Los primeros años los pasó en Extremadura. Después sus padres lo enviaron a estudiar al colegio de Santo Tomás de Aquino de Sevilla. En esta ciudad se forjó su vocación espiritual por el sacerdocio. Entabla amistad con un dominico amigo de su pariente de Sevilla, tomando los hábitos de color negro y blanco que el tanto admiraba.
Doctorado en Teología dejó el colegio. El 9 de noviembre de 1.568 pasó a su convento a leer teología, despertándose en él sus dotes de buen predicador.
En 1.570 fue designado predicador del convento de Badajoz. En esta provincia se topará de lleno con el fenómeno alumbradista. El fontanés los descubrió en su pueblo natal, más tarde en otras poblaciones como Zafra, Llerena, Barcarrota, Talavera,...
Fray Alonso es hijo de la época, convencido de que la causa frontal del alumbradismo no era divina, sino diabólica, comete un craso error al meter a todos en el mismo saco. Arremete contra los obispos Cristóbal de Rojas y Juan de Ribera, con la siembra oral de Juan de Avila, con los libros de Fray Luis de Granada y Teresa de Ávila y con enconado furor contra los nuevos ejercicios espirituales de los jesuitas, a los que denomina “teatinos”, llevándolos mediante sus Memoriales ante el Tribunal de la Inquisición.
Ni Vicente Barrantes (Aparato Bibliográfico para la Historia de Extremadura), ni Menéndez y Pelayo (Historia de los Heterodoxos Españoles) tratan bien la figura de fray Alonso. La descripción que hace de este fraile Menéndez y Pelayo, es la que sigue: Fray Alonso de la Fuente era un fraile vulgar, lleno de preocupaciones de convento y de universidad, corto de entendimiento, arrebatado y extremoso, y, sobre todo, enemigo mortal de los Jesuitas, que él llamaba Teatinos. Fray Alonso era un hombre de probada valía, pues llegó a ser prior en los conventos de Palma del Río, Úbeda y Llerena; maestro en Sagrada Telogía y calificador del Santo Oficio de la Inquisición.
Veintidós años estuvo Alonso de la Fuente en batallas contra los alumbrados, alcanzando victorias y derrotas, lo que le hacen ocupar un puesto en la historia de la España mística.
Muere en Llerena sin fecha constatada, A. Huerga la sitúa en el año 1.592 y se atreve a dar la fecha del 29 de octubre del año citado.
EL TRIBUNAL DE LA INQUISICIÓN DE LLERENA
El Tribunal de la Inquisición de Llerena, se asienta en esta localidad en al año 1.485 en torno a la cual tenía su distrito, dependía del máximo órgano de gobierno: el Consejo de la Suprema y General Inquisición. Constaba como todos los tribunales de tres inquisidores, tres secretarios, un alguacil mayor, más los calificadores y receptores. La amplitud de los distritos y la escasez de dotación (diez personas por tribunal) obligaron al santo oficio a buscar apoyos externos, surgiendo las figuras de los familiares y los comisarios.
El principal problema de la Inquisición era que su financiación, pues dependía de sus actividades y no de aportaciones de la Corona, por eso mismo se obligaba a buscar nuevas víctimas: alumbrados, moriscos, judaizantes. Como escribía a la Suprema un inquisidor del Tribunal de Llerena en 1.572, “no faltarán negocios de que Dios Nuestro Señor sea servido y el dicho Oficio se podrá sustentar”. Alberto Montaner Frutos (Los orígenes de la Inquisición).
Entre 1.563 y 1.620 hubo 18 autos de fe, siendo el de 1.579 en el que fueron castigados los principales alumbrados de Extremadura, los llamados “maestros” Hernando Alvárez y Cristóbal Chamizo.
Los documentos de la Inquisición se guardan en el Archivo Histórico Nacional, relativos al Tribunal de Distrito de la Inquisición de Llerena existen 4 legajos y 2 libros comprendidos entre los años 1.589 a 1.834.
En 1.579 salió a visitar el distrito el inquisidor Tomas Leciñana. La primera Relación de la visita se consideró insuficiente, tuvo que rehacerla y enviar una segunda más detallada. El 23 de enero de 1.580 la expide a Madrid. Durante la visita a Badajoz y lugares comarcanos recibió algunas testificaciones que demuestran que aún quedaban huellas de alumbrados. Las de mayor interés para nosotros son los que llevan los números:
“25. TALAVERA. Alonso Tojal, clérigo, vecino de Talavera, fue testificado por 55 testigos de la doctrina de los alumbrados y de mucho y diversos errores en ella e haber solicitado sus hijas de confesión, e dícholes palabras deshonestas estándolas confesando; hase sacado la testificación a su proceso.”
“29. NOGALES. Elvira González, mujer de Francisco Pérez, trabajador, natural de Talavera, vecina de Nogales junto al Almendral, fue testificada por 31 testigos de la doctrina de los alumbrados y de haber enseñado muchos errores della.
Confesó algunas cosas de su voluntad, aunque diferentemente de cómo está testificada.”
“30. María de San Francisco, beata, -que es hermana de Elvira González- está testificada por algunos testigos de la mesma doctrina.”
“31. Isabel Pérez de los Santos, -también hermana de Elvira González- acusada de la mesma doctrina.”
En la Relación de las causas despachadas desde el 29 de mayo de 1.580 hasta el 24 de mayo de 1.581, enviadas por el tribunal de Llerena a Madrid, aparece como una de las de mayor entidad la “herejía” de Juan de Zafra.
“19. Talavera de Badajoz. Joan de Zafra, beneficiado del lugar de Talavera de Badajoz, de edad de 49 años, cristiano viejo, fue denunciado ante el Provisor del mismo obispado y testificado con 10 testigos –nueve clérigos y un lego- sobre el asunto de un sermón pronunciado en el que se observa cierta punta de judaísmo.
EL AUTO PÚBLICO DE FE DE 1.582. LAS SENTENCIAS A LOS ALUMBRADOS DE TALAVERA.
Este nuevo auto de fe de Llerena, se celebró el 1 de julio de 1.582. Fueron juzgados de Talavera la Real el sacerdote Alonso Tojal y Elvira González, y de Campanario un santero llamado Diego Jiménez.
El “gran alumbrado” Alonso Tojal.
Alonso de la Fuente recibe el mandato de ir a predicar a Talaveruela, donde topará de bruces con uno de los más conspicuos alumbrados: Alonso Tojal, quien aglutinaba en su entorno a un grupo de mujeres inflamadas en amor divino. Este episodio es capital en la historia del alumbradismo extremeño porque en él vemos por primera vez un atisbo de lujuria asociado a prácticas contemplativas. El relato de fray Alonso es el que sigue:
“Deseando informarme de las cosas de aquel pueblo, supe algunas maldades y obras deshonestas, y que una alumbrada de la dicha secta (estaba) recién parida y, según la voz del pueblo, de aquel grande alumbrado, aunque el se purgaba de aquel delito y decía que era falso aquel testimonio que le levantaban...”
Estaba “privado por entonces de confesar, porque el Provisor Picado, que hoy gobierno en Badajoz, había hecho informaciones contra muchos alumbrados que heran hechura de Don Juan de Rivera, Patriarca de Valencia, y los había castigado. Y así andaban de capa caída y castigados del Provisor...”
La suerte le favoreció en los primeros golpes inquisitoriales contra la secta, a pesar de que Alonso de la Fuente le apuntó con el dedo. A pesar de que el Provisor Picado lo suspendió de sus funciones de sacerdote, y a pesar de que en su aldea de Talavera la gente murmuraba de él atribuyéndole dudosas paternidades, la suerte le acompañó, pues cuando el Santo Oficio prendió a Elvira González: la peste y los años le libraron de acompañarla a la cárcel, que la tenía merecida tanto o más que ella. El proceso se agravó y el Consejo de Madrid lo remite al Tribunal de Llerena con la apostilla de que se pase a “hacer justicia”
He aquí como el relator oficial del auto de fe “sustancia” su causa y su “penitencia”:
“Alonso Tojal, clérigo, presbítero vecino de Talavera de Badajoz, de edad de cerca de 80 años, fue testificado por 42 testigos.
La sentencia unánime de los inquisidores bastante benigna, le condenó a no administrar los sacramentos in perpetuum y lo suspendió de decir misa por seis meses: no se le impusieron mayores penas atenta su edad y enfermedad, la “abjuración de Levi”. Era el menor de los castigos para un penitenciado, al que se le obligaba a abjurar, es decir, a retractarse de sus acciones u opiniones contrarias a la ortodoxia, jurando evitar su pecado en el futuro. Cuando los delitos eran graves el castigo era “abjuración de vehementi”.
La alumbrada Elvira González
Elvira González, mujer de Francisco Pérez, labrador, natural de Talavera junto a Badajoz, vecina de Nogales, de edad de 44 años. Fue testificada con 29 testigos que era una de las principales alumbradas, decía que Dios la llevaba por el camino de enseñar a otras beatas, que tenía visiones.
El Consejo dicta orden de captura. Fue pues apresada, dando con sus huesos en las cárceles secretas del Santo Oficio, sitas al lado de la sede del tribunal de Llerena.
La sentencia, según lo resume lacónicamente la Relación fue: “Que salga el auto, abjure de Levi”
REFLEXIONES FINALES
-El protagonismo femenino en los movimientos alumbrados: las beatas.
Al Siglo de Oro se le suele recordar como el periodo de los “claustros abiertos”, el siglo de las beatas, mujeres que sin estar en una convento viven su religiosidad en comunidad y bajo unas reglas, en los espacios cerrados de una casa llamado betario. Al respecto, cabe añadir que el nacimiento de nuevas formas de espiritualidad –como el dexaimiento o la difusión de la Devotio moderna- también favoreció la afirmación de una propuesta de vida cristiana que no se cumplía sólo dentro de los lugares religiosos o sagrados, sino que era “democratizada”-. Mª Luisa Giordano (Proyecto político y aspiraciones reformadoras de una beata del siglo XVI en España).
Estas beatas en la Extremadura despoblada son presas fáciles del alumbradismo, enloquecieron con las predicaciones de clérigos desaprensivos, lógico en una sociedad de mujeres insatisfechas y abandonadas por sus maridos en las conquistas americanas y en los frentes europeos.
-El alumbradismo herejía autóctona
El alumbradismo es la única herejía auténticamente española. Mientras otras herejías (luteranismo, calvinismo,...) fueron importadas, está brotó de forma singular y autóctona; esencialmente fue una herejía nativa. Miguel Mir (Historia interna y documentada de la Compañía de Jesús).
Grupo de Coros y Danzas Luis Chamizo
Sección de Investigación de la Historia y Folklore.
Autores: Cristóbal Cansado y Antonio Gómez
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