INTRODUCCIÓN
A la hora de describir la
indumentaria tradicional solemos recrearnos en las prendas femeninas en
detrimento de las masculinas.
La explicación puede ser obvia
aunque no siempre justificada. Las ropas de mujer suelen ser mucho más vistosas
y recargadas de adornos, las de hombre, por el contrario, mucho más sobrias y
muy pocos detalles en los que recrearnos. Además el estudio de las prendas
femeninas ofrecen mucho más juego, la evolución ha sido constante: tejidos,
colores, hechuras, complementos… La indumentaria masculina permanece constante,
con muy pocas variaciones a lo largo de los años, incluso siglos, sobre todo en
lo que respecta al vestuario de las clases más populares.
Detalle de camisa de hombre con botonería de nacar e iniciales en el lado delantero izquierdo.
Hoy nos toca romper una
pequeña lanza en el adorno del ajuar masculino y os vamos a presentar esta
pequeña comunicación sobre las marcas en la ropa de hombre. Abarcaremos un
lapso temporal que va desde finales del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX.
Justificamos este periodo basándonos en las muestras que conservamos a través
de las prendas originales y alguna que otra fotografía. A partir de la segunda
mitad del siglo XX esta costumbre va desapareciendo a marchas agigantadas,
tanto es así que en algunos blogs y
páginas especializadas en moda recomiendan no marcar la ropa por considerarlo
desfasado. Por el contrario, las casas comerciales han tomado esta costumbre
para identificar sus prendas con su logotipo, que incluso llegan a colocarse en
el mismo sitio que tradicionalmente se hacía: el lado izquierdo, a la altura del
pecho en el caso de la camisería, sueters, polos...
Toalla de felpa de hombre con bordado de iniciales con hilos de varios colores.
Todo el material que vamos a
presentaros está recogido en Talavera la Real (Badajoz), para lo que hemos
escogido una muestra, teniendo en cuenta que los modelos se repiten y, además, no han
sufrido ninguna variación a lo largo de estos, casi, 100 años.
Calzoncillo corto, con bordado de iniciales en el lado izquierdo de la cinturilla.
MARCAR LA ROPA
La forma de identificar al
dueño de una propiedad (prenda, hacienda, casa, moneda, ganado…) se remonta al
principio de los tiempos.
Ante la imposibilidad de que
aparezca el nombre completo en el objeto que hay que identificar se opta por la
sincretización progresiva, es decir, se va acortando el nombre hasta que al
final se reduce a unas iniciales, un símbolo, una imagen, una parte por el
todo.
Pañuelo de bolsillo de hombre con iniciales bordadas.
En el caso de la ropa ocurre
igual. Los hombres tuvieron la necesidad de marcar su ropa para diferenciarla
de las de los demás.
Detalle de camisa en tono liso, con bordado de iniciales en color contrastado.
Se nos ocurren muchos ejemplos
del porqué de esta identificación y autentificación de la propiedad.
Cuando realizábamos la
búsqueda y selección de material, los dueños nos explicaban como en familias
numerosas, con varios hijos, tenían que ponerles una señal para saber de quién
era la camisa, el calzoncillo, el pañuelo…
Otro modelo de iniciales bordadas en calzoncillo corto, esta vez a punto de cruz monocromo.
Estos hijos, cuando se hacían mayores y tenían que marchar, sobre todo al ejército, era fundamental que llevaran todas sus pertenencias correctamente marcadas para poder diferenciarse del resto de la tropa.
Pañuelo con iniciales bordadas a dos colores.
Hay otros motivos no menos
importantes, familias que compartían vivienda (por desgracia no siempre cada
unidad familiar ocupaba una vivienda), que compartían lavadero y tendedero, cada cual
tenía que saber cuales eran las prendas de cada uno.
Tabla de control de prendas de lavanderas.
También estaban las
lavanderas, que solícitas acudían a las casas a recoger la ropa para lavar y,
aunque cada casa se encargaba de entregar la ropa envuelta en un pañuelo o una
sábana, en el lavadero acababan todas juntas. (Un pequeño inciso: cuantos
pañuelos de busto se perdieron en este trasiego de ropas a lavar y devueltas a
su dueño en otros de inferior calidad, deteriorados y rotos o un trozo de trapo
en lugar del pañuelo de cien colores, de sandía, de cenefas…) Para el control
del número de prendas se valían de una tabla con los nombres de las prendas,
unas cuerdas y unos pequeños orificios para contar cuantas prendas se
entregaban y cuantas tenían que entregar las lavanderas.
Detalle de las iniciales bordadas en una toalla de felpa de hombre. Monocolor y muy elaborada.
BORDAR LAS PRENDAS
Aunque hubo grandes
bordadores, un merecido reconocimiento a los más grandes, los monjes del
Monasterio de Guadalupe, esta tarea fue siempre femenina.
Las madres, hermanas, novias
eran las principales artistas de esta producción. Amén de profesionales
bordadoras que se dedicaban a estas tareas, nunca bien pagadas. A la par que se
preparaba el ajuar femenino, se confeccionaba y marcaba el masculino, si bien
éste era mucho más sobrio que el de la mujer.
Todo un mundo rodea al arte
del bordado, no podemos extendernos tanto, sólo comentar algunos detalles que
puedan ser interesantes.
Dechado de finales del siglo XIX. Bordado por Josefa Codosero en Talavera la Real.
Aunque los modelos han existido desde el siglo XVI (en 1523 se edita el primer catálogo conocido de muestras de bordados) no era habitual que las clases más populares tuvieran acceso a estas publicaciones. Ya a mediados del siglo XIX empiezan a ser habituales las suscripciones a revistas de moda en Talavera, en donde era habitual encontrar, a parte de los patrones, modelos de letras y números para ser bordados. Serían las criadas, modistas y empleadas de las casas con posibles las que copiarían estos modelos para reproducirlos en sus prendas.
Dechado bordado por Mª del Carmen Broncano en Talavera la Real, 1947. (Tenía 11 años).
Para esta tarea se valían de los “dechados”, muestrarios de diferentes tipos de letras y números, de puntos, de deshilados, y de los que sacarían sus creaciones. Los primeros dechados conservados se remontan al año 1598. En Talavera hemos localizado y fotografiado uno de finales del siglo XIX y otro de mediados del siglo XX.
TÉCNICA
Las iniciales podían elaborarse
mediante la técnica del bordado en liso (muy
poco apreciable, en el mismo color de la tela y sin apenas grosor), bordado en
blanco (bordado blanco sobre tela blanca, sobre todo para ropa interior y de
boda), bordado de fantasía (bordado en colores de seda o algodón, con algo de
relieve, acompañado de pequeñas flores, guirnaldas…) y bordado en punto de cruz
(sobre todo utilizado en prendas de más uso, de diario o de tamaño más grande).
Los bordados de las iniciales
siempre se colocaban en la mitad izquierda de la camisa, del calzoncillo… No
hemos encontrado ninguna prenda que las llevara en otro sitio.
Siempre se bordaban la inicial
del nombre y la del primer apellido. En algunos países es habitual que
aparecieran más de dos iniciales. En muy escasas prendas hemos encontrado el
nombre propio escrito con todas las letras, la inicial en mayúsculas y el resto
en minúsculas, sin el apellido.
Detalle de pañuelo bordado con el nombre de pila completo. Muy inusual.
Detalle de camisa de faena con el nombre de pila bordado, sin apellido. No era habitual.
En otras prendas complementarias podían ir centradas en el embozo (mantas y toallas), en la mitad de la prenda (talegas) o en el centro de una de las esquinas (pañuelos)
El tamaño de las letras era de
unos milímetros en las prendas de vestir y de algunos, centímetros, pocos, en las prendas complementarias. Donde aparecen
en un tamaño mayor es en las mantas de caballo.
Detalle de manta de hombre con iniciales bordadas a punto de cruz, monocolor y tamaño grande.
Los colores, como todo lo
masculino, vienen a ser discretos, de un tono o dos más fuertes que la prenda
sobre la que se borda, algunas veces combinando dos o más colores. En las
prendas de boda se optaba por el blanco sobre blanco.
Los colores más fuertes y
vistosos los encontramos en los complementos.
Preciosas iniciales de estilo modernista en una toalla de principios de siglo XX.
Ya comentamos anteriormente
que se valían de dechados y muestras para elaborar los bordados, lo que suponía
estar al tanto de la moda, cambiando el tipo de letra según las corrientes
artísticas del momento, romanticismo, realismo, art nouveau, regionalismo,
racionalismo, etc. En los dechados podemos observar distintos tipos de letras y
números, luego la habilidad e imaginación de las bordadoras favorecerían la
diversidad de combinaciones posibles.
Detalle de pañuelo de bolsillo en tonos azules e iniciales bordadas a tono.
PRENDAS
Dentro de las distintas
prendas que componen el ajuar masculino marcadas con bordados podemos
encontrar:
Ropa interior, principalmente
los calzoncillos, siempre blancos. Los más antiguos, largos, hasta el tobillo
donde se anudaban con una tranzadera. Ya más avanzado el siglo XX aparecen los
calzoncillos cortos, de largo hasta por encima de la rodilla. El bordado se
localiza en el lateral izquierdo, en la cinturilla. Destacan unos calzoncillos
con un tejido más rico, de hilo y con bordados en blanco, según nos comentan
eran los de boda, perfectamente conservados por su poco uso, quizás solamente
en esa ocasión. Se aprecia un bordado más elaborado, más detallista.
Calzoncillo largo de boda, tejido lino, bordado en seda blanco con iniciales. Finales siglo XIX.
Calzoncillo corto, de principios de siglo XX, con iniciales en cinturilla.
Calzoncillo corto 1, pequeñas iniciales en la cinturilla junto al botón.
Calzoncillo corto 2. Iniciales bordadas en un tono pastel, pequeñas, discretas.
El hombre también podía usar
camisetas de lana, para invierno, con mitón en los puños. Cuello a la caja, con
abertura en el delantero, tres o cuatro botones para abrochar. Aunque se
compraban ya confeccionados, se solían marcar al igual que otras prendas. (No
hemos encontrado ninguno, por lo visto eran usados, cuando se estropeaban, para
fregar los suelos de ladrillos o de piedras; era un tejido muy basto que
resultaba idóneo para resfregar con fuerza).
Las camisas de colores sobrios
lisos o con pequeños cuadros o listas finas, sobre todo las de faena o diario.
El bordado, como ya indicamos en el delantero izquierdo, a la altura del pecho.
Bordado con letras muy sencillas sin apenas adornos, en color del tono de la
camisa o poco contrastado. Normalmente en un solo color.
Camisa de hombre de listas en azul e iniciales bordadas en azul.
Las camisas de boda, en
blanco, aparecen con una pechera de jaretas. Llevan el bordado en blanco o
acompañado con algún tono pastel, muy suave. Muy bien conservadas por su poco
uso.
Camisa de boda con delantero liso. La iniciales bordadas a fantasía. Muy elaboradas.
Hemos encontrado algún
calcetín tejido a punto de media con las iniciales bordadas en el mitón. No es
frecuente encontrar estos calcetines por el deterioro que sufrían de su uso
continuado.
Calcetines con iniciales bordadas a punto de cruz en el mitón. Apenas perceptible.
Hay otros elementos del ajuar
masculino que pueden llevar marcadas las iniciales del propietario:
Pañuelos de bolsillo, con unos
bordados muy elaborados.
Pañuelo de bolsillo con inicial bordada en granate, al igual que las listas del pañuelo.
Toallas, de felpa. Bordadas
con color contrastado con el de la toalla, dibujos muy artísticos, colocado en
el centro de un lateral, a unos 10 cm del borde.
Toalla de felpa 1. Iniciales del color de un detalle de la cenefa de la toalla.
Toalla de felpa 2. Con el color de las iniciales más fuerte para contrastar.
Toalla de felpa 3. Iniciales contrastadas en un tono liso y fuerte.
Toalla de felpa 4. Iniciales contrastadas en verde fuerte.
En estos elementos seguimos
con las técnicas, colores y tipos de letra que hemos comentado anteriormente.
Prendas relacionadas con el
trabajo: nos estamos refiriendo a las talegas. Bolsas de tela de cuadros
pequeños o listas, de unos 35 x 50 cms que se cierran en la boca con una
tranzadera o cordón. En ella se solían llevar la merienda al campo o al tajo.
El bordado, normalmente en punto de cruz, se sitúa en el centro. Siempre
monocolor y sin adornos.
Talega 1. Cuadros vichí azul e iniciales en azul.
Talega 2. Cuadros de vichí en verde e iniciales en verde.
Talega de cuadros multicolores e iniciales en uno de los tonos.
Mantas. Con una variante, la
manta de caballo, usada para ser llevada sobre el animal, delante de la silla
de montar, colocada de forma que se pueda apreciar el bordado con las
iniciales. Se lucían en ocasiones especiales, como las romerías, las visitas de
quincena a las novias, los paseos a caballo.
Fotografía de la romería de San Isidro en Talavera la Real. Pareja a caballo con manta de caballo bordada a fantasía. Suponemos que en varios tonos. No se conserva.
Destacan algunas por su esmero en la elaboración. De este modelo, el Grupo de Coros y Danzas Luis Chamizo de Talavera la Real, tomó la idea para adornarse los fajines que usan los hombres en sus actuaciones.
Detalle de iniciales bordadas a punto de cruz en manta sin flecos.
Manta de caballo con iniciales bordadas a monocolor con hilo de algodón. Muy bien conservada.
Las mantas cameras también
llevan las iniciales bordadas, más sencillas, generalmente a punto de cruz.
Este tipo de mantas tienen flecos más cortos o carecen de ellos. Las mantas de
caballo suelen llevar flecos más largos y el bordado más elaborado y más
vistoso.
Manta de caballo con iniciales bordadas a punto de cruz. El fleco largo deteriorado.
Hay otro elemento relacionado
con el trabajo de los hombres de campo, sobre todo los agricultores, que aunque
no es prenda, nos sorprenden por llevar las iniciales del propietario. Estamos
hablando de los costales. Un costal es un saco, confeccionado con un tejido
basto, de color crudo con listas en tonos azul o rojo. Se utilizaba para
acarrear el cereal.
Costal. Iniciales del propietario y número.
Es lógico pensar que esta
pieza llevara las iniciales del dueño si tenemos en cuenta que las eras,
espacios públicos donde se trillaba, aventaba, pesaba y ensacaba el cereal era
compartido por gran número de agricultores. Era práctica habitual que cada uno
tuviera localizado sus costales. Es más, junto a las iniciales se podían poner
un número, es decir, para leer como: Costal número 8 de Juan Pérez.
Detalle de calzoncillo largo con iniciales en azul. El ajuste de la cintura va con tirilla y botones.
En estos costales era
imposible bordar las iniciales por lo que se recurría a pintarlas usando una
plantilla o unos hierros de marcar y utilizando pintura normalmente de color
negro o lo que se conoce como “pega” o
“repega”, una especie de alquitrán negro con el que se marcaba a las ovejas.
Es posible que hubiera otras
prendas del vestuario masculino que pudieran ir marcadas. Nosotros os ofrecemos
las que hemos encontrado tras un rastreo por el pueblo.
Camisa de faena con iniciales bordadas en verde, del tono de la lista.
Como hemos comentado en otro
momento, el vestuario masculino fue siempre atemporal, no variaba mucho con las
modas, ni en hechuras, ni en colores, ni en adornos, por lo que es más que
probable que las piezas se usarían hasta estar agostadas, incluso, tras
observar muchas fotos, apreciamos que el vestuario de niños era el mismo que el
de jóvenes, mozos y mayores, por lo que algunas prendas se usarían por
distintas generaciones, con los pertinentes arreglos, parcheados, vueltas de
cuello, cambio de cuello por tirilla, culeros, coderas, mangas largas que se
transforman en cortas, bastillas postizas, etc. etc. etc.
Detalle de iniciales bordadas en toalla de felpa con el color de la cenefa.
Casi el 90 % de esta
comunicación está hecha a partir del trabajo de campo. Alguna consulta hecha a
través de internet y muy poca, o ninguna, bibliografía, más que nada porque no
la hemos encontrado.
Agradecer a todo el pueblo de
Talavera la Real (Badajoz) por la atención que nos prestan, la ayuda que nos
proporcionan, su permiso para fotografiar las prendas, husmear en sus cajas de
fotos… Siempre GRACIAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario