“La ciudad de Badajoz, carente, por otra parte, de atractivos especiales que la identifiquen o la diferencien de las demás, ha encontrado en el Carnaval un elemento diferenciador de primer orden, convirtiéndose en una de las más importantes y participativas de Extremadura, con la presencia cada año de miles de pacenses y forasteros, entre extremeños y de otros lugares de España y el Portugal rayano”
El origen de los carnavales badajocenses
Desde la Edad Media hasta el día de hoy, en una sociedad influida por el cristianismo, los carnavales se convirtieron en la despedida de la ‘carne’ y de los “placeres terrenales” para dar comienzo a la Cuaresma.
El Carnaval de Badajoz es fruto de una larga tradición, cuya referencia más antigua y conocida apareció en el siglo XVIII en el Libro de Noticias de Don Leonardo Hernández de Tolosa, recuperado por el archivero de la Catedral don Carmelo Solís y publicado en 1992.
Seis años después, el profesor Javier Marcos Arévalo rescató y publicó Carnavales de la ciudad de Badajoz, varios documentos fechados durante el reinado de Fernando VII, época en las que se prohibía el Carnaval de la calle, manteniéndose así los bailes de máscaras de las distintas sociedades celebradas en lugares como el Casino, el Liceo de Artesanos, el Círculo Obrero, en el Salón Royalty, y también en lugares públicos como el Teatro López de Ayala o el Paseo de San Francisco.
Estos bailes fueron el primer antecedente que se conoce del Carnaval hasta llegar al punto actual y convivían con el regocijo y el bullicio de las calles de Badajoz. Aunque el testimonio más antiguo data de 1769, este no termina por consolidarse como fiesta popular hasta el siglo XIX.
Alberto González, cronista de la ciudad, cuenta en una de las revistas del Carnaval del Ayuntamiento de Badajoz que “en ese momento, el Carnaval de Badajoz comenzó a gozar de una época dorada con sus ‘estudiantinas’, es decir, grupos de jóvenes que hacían coplas picantes e irónicas y las iban cantando por la ciudad, sus bailes en el López de Ayala, las batallas florales en la calle Santo Domingo y encuentros en la plaza de España o en la de San Andrés. Las clases más pudientes incluso organizaban fiestas privadas llamadas las “micareme”, importadas de Francia y que no tenían fecha fija.
Asimismo, el Diario de Badajoz, uno de los grandes cronistas de la fiesta, recoge que “en el Carnaval de 1885 destacaron elegantes trajes de máscara, como el de mestiza filipina, guardia francesa, escocesa o de Madame Angot”. Por otro lado, las Ordenanzas Municipales de 1892, tal como recoge Alfaro Pereira, autor pacense, en sus Estampas retrospectivas, “prohibieron el uso de armas en los disfraces, no ridiculizar a las instituciones y tirar objetos que resultaban bromas demasiado pesadas”.
Foto 1: Estudiantina con trajes de arlequín
Fuente: cronicasdetalavera.blogspot.com
Los carnavales en Talavera la Real: reideros y máscaras
Cristóbal Cansado y Antonio Gómez, vecinos del municipio pacense de Talavera la Real, cuentan en su blog: https://cronicasdetalavera.blogspot.com/ que “estos locales se adornaban para la ocasión con guirnaldas, serpentinas, farolillos y las típicas piñatas, alrededor de la que se ejecutaba el ‘baile de la piñata’”. Además, en estos lugares “era práctica habitual conceder premios a los mejores disfraces y a las coplas más ocurrentes”, explican los vecinos. Los disfraces de esos años se caracterizaban por la utilización de todo tipo de prendas en desuso. Según Cansado y Gómez, “si el disfraz era femenino, recurrían a los refajos (que adornaban con volantes, puntillas, lazos…), las blusas de encajes, las medias listadas, los velos, las mantillas, las peinetas, flores para la cabeza —llamadas palomitas—, largos collares y grandes pendientes, recreando una imagen popular y a veces folklórica de sevillanas, gitanas, pastoras o labradoras”. Si por el contrario el disfraz era masculino, “aparte de buscar el personaje popular (marineros, pastores, gitanos, labradores…), se puso muy de moda el arlequín, payaso y pierrot —personaje popular del teatro francés que se caracteriza por llevar un traje blanco y grandes botones”, explican. Para el maquillaje recurrían a todo tipo de condimentos, como el azafrán, la cúrcuma o el carbón.
Por último, en cuanto a la música y las canciones, tenían una gran importancia en el desarrollo de los carnavales. “Para ello, empleaban elementos como las sonajas, castañuelas, panderetas y botellas de anís; para los muy expertos, guitarras, bandurrias, acordeones y laudes”, cuentan los vecinos de Talavera la Real.
En una época de Carnaval, todo era motivo de crítica, “así que las letras expresaban con toda claridad el desacuerdo con alguna situación política, narraban algún suceso reciente o alguna moda de dudosa aceptación”, añaden.
Foto 2: Reideros y máscaras.
Fuente: cronicasdetalavera.blogspot.com
La prohibición franquista de la celebración del Carnaval
Durante los años treinta del siglo XX, el Carnaval de Badajoz pensó que llegaba su fin. Aunque los pacenses seguían saliendo a la calle, lo hacían en menor número y sin careta, puesto que las fiestas de tinte carnavalesco se prohibieron con la llegada de la Guerra Civil por parte del General Franco, que obligó a desaparecer de los espacios públicos de la ciudad todo tipo de disfraz y el uso de la crítica.
Finalmente, la fiesta fue prohibida en 1937 debido a la dictadura, aunque no llegó a desaparecer del todo: los carnavaleros de la ciudad seguían celebrándola de forma clandestina en sus casas. Tras la muerte del dictador Francisco Franco, en 1975, el Carnaval se convirtió en una lucha por la libertad de expresión y se vio inmerso en una guerra contra la moral religiosa impuesta por el régimen franquista.
La evolución del Carnaval pacense
Por ello, no fue hasta los años 80 cuando el Ayuntamiento de Badajoz se puso manos a la obra en la organización de las distintas actividades que tendrían lugar más adelante. Estos años son esenciales en la historia del Carnaval pacense, pues se produjo una explosión de la participación de miles de personas que salieron a la calle disfrazadas bajo el grito de guerra: “¡eo Badajoz, Badajoz, Badajoz!”.
Ya fue bajo la alcaldía de Manuel Rojas Torres, también miembro de la murga “El Guatinay”, cuando se impulsó la fiesta y se realizó una gran difusión del Carnaval fuera de la provincia extremeña e incluso se creó una televisión local que únicamente emitía durante los días de celebración.
Los disfraces salían de los baúles de las abuelas y de los ‘doblaos’. Los más carnavaleros lucían batas, faldones, mantones, pañoletas, capas, camisones, abrigos o gabardinas. Tal como contó Paco González en el pregón de la Exaltación, en 1982 aparecieron las primeras agrupaciones que abrieron la historia del concurso en el López de Ayala. “Los vampiros mexicanos”, “Romancero extremeño”, “La quinta de los 101 dálmatas”, “Los Guatinay”, “Las Majaretas” o “Las Esmeraldas” fueron algunas de las muchas murgas. En ese mismo año también nacieron las primeras comparsas, como “Los querenquenqueles”, “La movida carioca”, “Las dulces venenosas”, “Bamboleo” y “Los Artiviri”.
Foto 3: Las Esmeraldas, murga ganadora del Carnaval de Badajoz 1983.
Fuente: ProProNews (Periodismo Personal de Profesionales Probados)
El ‘Carnaval nuevo’
Tras el paréntesis que supuso el régimen franquista, el Carnaval de Badajoz volvió a lo que fue de forma espontánea en 1980. Durante esta década, la fiesta se fue consolidando poco a poco hasta lograr convertirse en lo que es actualmente. El ‘Carnaval nuevo’, conocido así por ser la reformulación de la fiesta de Badajoz tras la dictadura de Franco en España a partir de los años 80 del siglo XX, debe mucho a un grupo de personas encabezadas por José Manuel Villafaina, edil del Ayuntamiento de Badajoz, tal y como lo cuenta Francisco González en el pregón de la Exaltación de 2023.
Éste y un grupo de poetas, pintores y estudiantes salieron a las calles de Badajoz en febrero de ese mismo año, y consiguió la aprobación de su propuesta de Carnaval el 14 de marzo.
Ahí nació la fiesta pacense, de la mano de este grupo que transmitió la idea al entonces alcalde Luis Movilla, y a su concejala de Ferias y Fiestas, Marisa Nogués, quienes apoyaron “este parto que llegó con fórceps”, según Francisco González, debido al golpe de Estado perpetrado por un guardia civil que estuvo destinado en la ciudad, Antonio Tejero.
El golpe de Estado retrasó la llegada de la fiesta al mes de marzo para que el país volviera a la calma siguiendo las indicaciones del gobernador civil de la época, Lorenzo Martínez Fresneda. Y, tras este revuelo, despertaron nombres históricos de la fiesta, como Luis Poblador, José María Pagador y los hermanos Rodríguez, quienes en esa reunión en el bar El Tronco, colocaron los cimientos de lo que hoy es el Carnaval de Badajoz.
Foto 4: Comparsa Los Lingotes en el Desfile del Carnaval de Talavera la Real de 2011
Fuente: Archivo Antonio Gómez/Cristóbal Cansado
José Manuel Villafaina, uno de los principales impulsores del ‘Carnaval nuevo’, escribió en el medio digital ProProNews que en 1988 el periódico El País publicó que el Carnaval pacense se había convertido en “El tercero de España”. En el reportaje, Villafaina explica que “desde ese año hasta 1995, que Gabriel Montesinos asumió la alcaldía, la fiesta seguía teniendo el mismo éxito, a pesar de ciertas meteduras de pata de Patrocinio Barquero, la edil responsable. En 1994 y 1995, con la concejala Ángela Camacho al frente, la fiesta alcanzó su mayor difusión, con el fin de convertirla en el mejor escaparate turístico de Badajoz”.
Foto 5: Comparsa Atahualpa en el Desfile del Carnaval de Talavera la Real de 2011
Fuente: Archivo Antonio Gómez/Cristóbal Cansado
Los años posteriores, se inauguró el Carnaval de la barriada de San Roque y con él, el ‘Entierro de la Sardina’, que adquirió popularidad como colofón de la fiesta. En cuanto a los medios de comunicación, según la página oficial del Carnaval de Badajoz, “la fiesta adquirió notoriedad en España y en Portugal, gracias a una campaña de promoción realizada a través de la prensa nacional, la televisión y la radio”.
Foto 6: Entierro de la Sardina en el barrio de San Roque (Badajoz) en 2023
Fuente: FotoBadajoz
El Carnaval de Badajoz es una de las fiestas más populares y arraigadas dentro de la cultura extremeña, y es considerado uno de los carnavales más grandes de España, pues además de estar declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, es también Fiesta de Interés Turístico Nacional por parte del Gobierno de España y de Interés Turístico Regional, cuyo título concedió la Junta de Extremadura.
Foto 7: Comparsa El Vaivén, ganadora del Gran Desfile de Comparsas del Carnaval de Badajoz de 2023
Fuente: Archivo de Irene Cotrina
El sentimiento carnavalero
El Carnaval pacense, desde sus inicios, apuesta por la actividad en la calle. Por ello, lo que más destaca son las comparsas, las cuales mantienen el pueblo unido bajo una misma razón y prevalece la originalidad por encima de todo. Para algunas, el disfraz constituye el verdadero sentido de la fiesta, por lo que trabajan todo el año para conseguir que cada Carnaval supere al anterior. Además, tocan diferentes instrumentos e inventan sus propios ritmos para acompañar a la coreografía durante el Gran Desfile de comparsas del Domingo de Carnaval, que reúne a más de 11.000 participantes y donde unas 55 comparsas desfilan con vistosas coreografías.
Otra de las modalidades que constituyen el Carnaval de Badajoz son los grupos menores, compuestos por un máximo de 30 personas y cuyo principal objetivo es pasárselo bien.
Por otro lado, también participan los artefactos, vehículos sobre ruedas transformados o fabricados ex profeso de tamaño medio o pequeño que eligen una temática y van animando al público con su música.
Por último, pero no menos importante, las murgas. Son grupos musicales integrados entre 10 y 15 personas, más cinco figurantes. Representan la voz del pueblo. Sus canciones transmiten lo que normalmente no se dice (o no se quiere decir) con la gracia propia de los pacenses. Estas actúan sobre las tablas del Teatro López de Ayala en el COMBA (Concurso Oficial de Murgas del Carnaval de Badajoz), en el que se valora la música, la letra, los trajes, la puesta en escena y sobre todo, quién divierte más al público. Durante 20 minutos hacen soñar sus guitarras, cajas, pitos, platillos y bombos, y cantan ingeniosas letras. Posteriormente, salen a la calle y actúan en bares, parques, plazas y centros de todo tipo.
La importancia del Carnaval pacense
Según el periodista gaditano Bartolomé Llompart, “el Carnaval es como un Periodismo cantado”. Y, tal y como recoge Anna Cristini en su ensayo El Carnaval de Cádiz: un Periodismo cantado, “es una forma de comunicación de masas irreverente, políticamente incorrecta, pero eficaz y amada por la gente”.
Foto 8: Murga Los Chungos en el Teatro López de Ayala (Badajoz)
Fuente: Archivo de Pablo Estévez
Por otro lado, según el Museo del Carnaval de Badajoz, inaugurado en 2007, “el Carnaval representa lo más arraigado de la conciencia de grupo. Su extraordinaria implantación social se explica por la solidaridad y el impulso que surge del seno de los grupos, de las familias y de los amigos, frente a la singularidad de las máscaras y del individuo por libre”.
Foto 9: Museo del Carnaval de Badajoz
Fuente: Archivo de Irene Cotrina
Foto 10: Comparsa Dekebais en el Gran Desfile de Comparsas del Carnaval de Badajoz de 2023
Fuente: Archivo de Irene Cotrina
BIBLIOGRAFÍA
● Crónicas de Talavera. (s. f.).
● Museo del Carnaval – Carnaval de Badajoz. (s. f.).
● Reigadas, N. (2021, 1 febrero). Cuando el Carnaval se prohibía todos los años. Hoy.es. https://www.hoy.es/carnaval/carnaval-prohibia-anos-20210131172410-nt.html